El club de los desayunos filosóficos

[The Philosophical Breakfast Club]
Año: 
2021
Género: 
Público: 
Editorial: 
Acantilado
Ciudad: 
Barcelona
Año de publicación: 
2021
Páginas: 
639
Valoración moral: 
Género: Pensamiento
Sin inconvenientes.
Requiere conocimientos generales en la materia.
Lectores con formación específica en el tema.
Presenta errores doctrinales de cierta entidad.
El planteamiento general o sus tesis centrales son ambiguos o se oponen a las enseñanzas de la Iglesia.
La obra es incompatible con la doctrina católica.
Calidad literaria: 
Recomendable: 
Transmite valores: 
Contenido sexual: 
Contenido violento: 
Lenguaje vulgar u obsceno: 
Ideas contrarias a la doctrina de la Iglesia: 
La calificación de las distintas categorías proviene de la opinión de los colaboradores de Delibris

William Whewell, Charles Babbage, John Herschel y Richard Jones, ilustres investigadores ingleses del siglo XIX, experimentaron en diversos campos científicos (astronomía, química, física, matemáticas) y solían reunirse los domingos por la mañana para hablar de temas de filosofía natural. Estos encuentros los llevaron a promover un cambio en los estudios científicos y en los trabajos de investigación, en la estela de Francis Bacon. Realizaron importantes descubrimientos, también con una preocupación por que la ciencia influyera en el bien común. Fueron de los primeros a los que se puede calificar de científicos tal como entendemos hoy esta palabra.

En este valioso y riguroso trabajo, conocemos sus trabajos, su vida, sus preocupaciones y la influencia que ejercieron en los nuevos enfoques de la ciencia. Por otro lado, eran también humanistas y cristianos, lo que dio pie a reflexiones interesantes sobre las relaciones entre ciencia y religión, sobre todo a raíz de  las incipientes teorías evolucionistas. También se muestran las tensiones en el mundo universitario y en los ambientes científicos, en las relaciones con las autoridades, para lograr ayudas... Destaca, además, la personalidad de cada uno, el valor de la familia, de la amistad, de la ilusión por ayudar a la mejora de la sociedad con el trabajo bien hecho. Libro interesante, que es también una llamada a superar el hiato entre ciencia y humanismo que ha causado, entre otros motivos, la excesiva especialización de las últimas décadas.

Autor: Luis Ramoneda, España
Fecha de actualización: Ago 2021

Otras reseñas

Valoración moral: 

Magnífico trabajo de reconstrucción de cincuenta años, de 1820 a 1870, transcurridos alrededor de la universidad de Cambridge, que crearon, desarrollaron y empujaron la ciencia moderna. 

Cuatro amigos, intelectuales, estudiantes en Cambridge, William Wherwell, Charles Babagge, John Herschell y Richard Jones, se reunían para hablar, comentar e introducir la obra de Francis Bacon en el ámbito universitario. Bacon tenía como lema “conocimiento es poder”, y proponía el razonamiento inductivo, para desde los casos individuales extraer una conclusión general. El hombre de ciencia, sostenía Bacon, debía ser como la abeja, no como la hormiga o la araña y, además, debía recibir beneficios por su trabajo, dejando atrás a los ricos herederos y aristócratas aficionados a jugar con sus experimentos. 

El recorrido es apasionante, desde la conferencia de Coleridge, el 24 de junio de 1833, donde Wherwell propone, por primera vez, en público, la palabra “científico”. Fueron años de una intensidad científica como nunca antes había vivido la humanidad; tal vez comparable a los últimos años del siglo XX y principios del XXI. Las naciones, después de las guerras napoleónicas, empezaron a desarrollar ciencia y a competir entre ellas mientras se establece la cooperación internacional entre los científicos. Se inventan: la fotografía, el primer ordenador, varios instrumentos eléctricos, la locomotora de vapor y el sistema de ferrocarriles y las fábricas con su revolución industrial. Por otro lado, nacen la estadística, las ciencias sociales y la economía matemática, la ciencia de las mareas y la física moderna. Además, se descubrió un nuevo planeta por cálculo matemático, Neptuno; se cartografiaron las mareas y los cielos de ambos hemisferios, buscando el centro magnético en los dos polos y nació, de manera silenciosa, el maltusianismo y la teoría de la evolución, muy criticadas en sus inicios. Estas aportaciones ayudaron a varias reformas, sociales, el correo, el sistema fiscal y el monetario. 

Por supuesto, la teología también estuvo muy activa, ¿era Dios el delicado relojero o un maravilloso programador?, o, por el contrario, ¿todo se debía a la fuerza evolutiva de la propia naturaleza? Por el libro discurren muchos nombres conocidos y muchos más poco recordados que trabajaron con el método científico, que lucharon porque la ciencia estuviera subvencionada y el trabajo científico en manos de profesionales pagados por sus propias instituciones. En medio de este movimiento, aparece la universidad de Cambridge, con sus viejas y anacrónicas tradiciones y reglamentos. 

Aunque se sigue bien y engancha, es largo y son muchos los nombres y teorías, siempre claramente explicadas, requiere tener interés por la ciencia.

Autor: Francisco Forriol, España, 2021