El autor, sacerdote, nacido en Buenos Aires en 1950, se doctoró en Teología en la Universidad pontificia Santo Tomás de Aquino de Roma, con la tesis Mozart, tiniebla y luz, en 1990. Treinta años después, ha reelaborado y ampliado el texto. Repasa parte de la vida del compositor y cómo en sus obras, tanto de tema religioso como de tema profano, se refleja su fe católica, que nunca abandonó, a pesar de su adscripción a una logia masónica. Se menciona que en esta logia figuraban algunos católicos, y que no era radicalmente atea y materialista como otras, lo que podría confundir a un lector poco formado.
Mozart sentía cierta obsesión por la muerte, pero fue pasando de una visión trágica a la serenidad que supuso comprender mejor el misterio de la Encarnación y de la Redención por Cristo. Esto se aprecia en sus misas, motetes y otras composiciones religiosas, pero también en fragmentos de otras composiciones y en personajes y en el desenlace de algunas de sus óperas. En la segunda parte del libro, el autor se detiene en algunos temas más conretos: Mozart y Cristo, Mozart y el padre, Mozart y el amor.
Se trata de un trabajo serio y documentado, una hipótesis muy sugerente que permite escuchar las obras del gran compositor salzburgués de una manera mucha más profunda y enriquecedora. Señala también la opinión de teólogos católicos, como Benedicto XVI, y protestantes y de escritores y otros artistas a los que la música de Mozart ha cautivado de una manera muy singular.