El protagonista es un paranoico que aplica incongruentemente la lógica deductiva a los problemas suscitados en su relación amorosa. La obra termina con las dudas que asaltan la confusa mente del pintor cuando está en la cárcel por el homicidio cometido. Es una novela psicológica, esencialmente subjetiva, ya que el lector conoce aquello que está dentro de la experiencia del narrador de su propia historia. El protagonista representa la tragedia del hombre moderno, inmerso en un laberinto de incógnitas que no sabe resolver. El valor de la obra estriba en su riqueza simbólica más que en su mensaje. Sábato aplica su mente científica a la búsqueda de la razón última de la vida para demostrar la inutilidad del razonar lógico como instrumento de conocimiento. Llama la atención a lo largo de toda la novela, el carácter nihilista de los personajes, vacío de valores. Se presentan sus vidas oscuras en medio de la nada del mundo. Se desarrolla un amor absurdo, sin una finalidad clara. No se le da ningún sentido positivo ni a los aconteciemientos que se suceden ni a la existencia en general. Todas las bajezas morales en las que se ven envueltos los personajes pierden su importancia en esas vidas deseperadas y sin sentido.
R.B. (España, 1985)
Primera novela de Ernesto Sábato. El protagonista principal es Juan Pablo Castel, pintor, quien nos cuenta su historia en primera persona. Es un personaje fundamentalmente abúlico y obsesivo, sin una personalidad adecuada, abstraído por las fantasías de su imaginación. El defecto capital más acusado se determina en la desesperanza y en los celos que se van apoderando de él hasta mostrarlo como un ser desequilibrado, mental y afectivamente. El autor configura la existencia del protagonista a una incomunicación casi total, como si su vida transcurriera por un túnel donde no aparecerá al final ni una pequeña luz que indique una salida redentora.
La soledad, el tiempo, el terror, el temor, delante de un vivir lúdico, convierten la novela en una dispersión de pasiones en la que el hombre pierde toda su identidad, ante ese paisaje incoloro, que es el trance entre la vida y la muerte. En ese paraje, Sábato nos lleva de la mano por el caos, la maledicencia, la envidia y la ambición que se desencadenan conjuntamente en sus personajes. Tiene el autor una influencia bien determinada de Freud. Podemos constatar que en la lectura de "El túnel" muchas de las vivencias que en ella se desarrollan tienden a recodarnos las lecturas freudianas.
Todo lo anterior compone un cuadro que se aleja de la realidad objetiva, presentando unos personajes encerrados en sí mismos, sin esperanza y empujados por no se sabe qué fuerza desconocida a comportamientos morales aberrantes.
M.L. (Puerto Rico, 2016)