Las Homilías Mariológicas de Germán representan testimonios decisivos sobre la existencia de culto a María y sobre las creencias referentes a Ella en la vida de la comunidad cristiana de entonces. A más de doce siglos de su muerte, éstas han sido incluidas varias veces entre las "fuentes" de sus declaraciones doctrinales, como por ejemplo, en el Capítulo VIII de la Lumen Gentium. Podemos decir que en las afirmaciones mariológicas del Vaticano II volvemos a encontrar todas las funciones y todas las situaciones que Germán atribuye a María en la economía de la salvación.
Las Cartas sobre las sagradas imágenes, escritas por Germán durante las primeras manifestaciones iconoclastas bizantinas, constituyen uno de los pocos documentos directos de aquella lucha, que se dilató y se llenó de asperezas. En ellas, Germán confirma los temas ya tratados en las Homilías y subraya que los iconos encuentran su razón de ser en la realidad cristiana de la Encarnación y en la elevada dignidad religiosa de la Madre de Dios.