Julio de 1938. El ejército republicano inicia una ofensiva, cruzando el río, para hacerse con el pueblo de Castellets del Segre, en Lérida. Es una de las primeras escaramuzas con las que se inicia la batalla del Ebro, la más dura de la Guerra Civil Española. Durante diez días las tropas de ambos lados lucharán sin descanso, unos por mantener la posición, otros por ganarla. Pero las batallas, anónimas, las pelean soldados, con sus dudas, sus dificultades, y pensamientos.
Estupenda novela de guerra. El autor estuvo en varios conflictos bélicos, y tira de experiencia para introducirnos dentro de las batallas, en una novela que se centra sobre todo en los personajes, más que en el conflicto en sí. Narra la acción con un conjunto coral de protagonistas de ambos bandos, con sus dudas y sus convicciones, sus dolores e inseguridades... Utiliza hechos históricos, testimonios escritos, y una parte de ficción. No toma partido por ninguno de los bandos, preocupándose más de mostrar que fue ésta una guerra entre hermanos: Es lo malo de estas guerras. Que oyes al enemigo llamar a su madre en el mismo idioma que tú, dice uno de los protagonistas.
Utiliza con frecuencia un lenguaje grosero, y hay blasfemias frecuentes, algunas muy duras, e irreverencias a la Eucaristía, sobre todo por parte de uno de los bandos, que manifiesta odio irracional hacia lo sagrado.