
Brillantes reflexiones filosóficas en torno a: la existencia de Dios; el tiempo y la eternidad; la resurrección (la muerte, la estructura del ser del hombre);la Eucaristía; la opción definitiva entre lo absurdo y el misterio. No se trata de un ensayo exhaustivo, ni de una mera apologética cristiana, aunque sus reflexiones surgen siempre en sintonía con luz de la fe católica. Recoge argumentaciones de varios filósofos y pensadores como las de los griegos clásicos, Pascal, Leibniz, Descartes, Simone Weil, etc.
Sus reflexiones giran en torno a la posibilidad de moverse entre lo absurdo y el misterio, para concluir que "la absurdidad de lo absurdo me abrirá la vía del misterio". No existe término medio, o vía media, entre lo uno y lo otro. "Si una vía es verdadera, la otra es falsa. Y el único modo de verificarlo -como hace la ciencia experimental, por medio de la experiencia- es después de la muerte". Su ensayo termina con el siguiente pensamiento: "no nos queda más que entrar en el silencio, esperar unos y otros la última verificación. La diferencia estribará en que, si nos hundimos todos en la nada, el que haya creído equivocadamente en el misterio no perderá nada. Pero si existe el misterio, el que no lo haya admitido tendrá grandes lamentos."