Fiel a la teoría básica de su romanticismo, según la cual el arte y la belleza son espontáneamente civilizadores y redentores, y donde la obra en prosa recoge las intuiciones de la poesía, Les Misérables puede ser considerada la obra más característica de Víctor Hugo.
Esta novela vastísima, dividida en cinco partes, concebida como una epopeya popular capaz de acoger en sí todos los problemas, pasiones y reacciones tanto de los individuos como de la masa, permaneció, con su extraordinaria abundancia de temas, como la fuente vital de la cual se nutre buena parte de la literatura social de las décadas posteriores a Hugo. En el prefacio, el autor expone la tesis que pretende desarrollar: revelar la "condenación social" causada por las leyes y costumbres, y diseñar un cuadro de los tres grandes problemas del pueblo: "la degradación del hombre a través del proletariado, la corrupción de la mujer desamparada, la atrofia del niño que vive sin sol". Épico y contemplativo, lírico y trágico, el texto responde al dinamismo romántico. En sus digresiones encuentran cabida el rudo realismo social, el sentimentalismo de novela amorosa, el paternalismo moralista, la intriga de la novela policíaca...
Una nota del 2 de junio de 1860 resume lo que el autor ha deseado narrar. Jean Valjean, escribe Hugo, será "una especie de Job del mundo moderno", que expía el mal que hay en la sociedad actual. Queda diseñado así el carácter de la obra: el reflejo de la interioridad del hombre, la naturaleza de los problemas sociales; superposición del destino individual y del drama colectivo, en un intento de asumir poéticamente la totalidad de la realidad; todo lo que de utópico y grande hay en el siglo, encuentra su lugar en el texto. Por otra parte, la concepción romántica de la sacralidad hace comenzar al declarando que "El libro que va a leer es un libro religioso" (Prefacio). Eso sí, la lucha expuesta entre el bien y el mal, la "tragedia ética" ofrecida, responde al esquema de religiosidad romántica, más cercana al sentimentalismo que a una concepción cristiana, objetiva, del mundo y de la vida. Los gestos cristianos o que pueden sugerir religiosidad se enmarcan en este contexto: Jean Valjean rechazará en sus últimos instantes de vida la asistencia del sacerdote... pero tomará entre sus manos un crucifijo (un fin romántico y sentimental). Monseñor Myriel, es una invitación a la emulación... en cuanto hombre honrado, pues son las buenas obras las que dan satisfacción a la conciencia, y es estar en paz con la conciencia lo que nos dice que estamos con Dios. Un Dios que, tal vez por influencia ilustrada, está teñido de cierto panteísmo (también al abordar cuestiones como la oración, etc.): "el infinito está allí. Por tanto hay un yo. El yo del infinito es Dios". Un dios comunicable por la "oración": "unir, por el pensamiento, el infinito de abajo con el infinito de arriba, esto se llama rezar". Ciertamente, Hugo no se declara anticristiano. Sin embargo, parece sugerir un implícito panteísmo, donde "todo está en todo", donde a cada uno corresponde una parte de bien y otra de mal, aunque esté desproporcionadamente repartido por el "destino". Es una peculiar "comunión de los santos" ("santos" entendidos como gente buena y noble), que se entiende como una compensación de bien y mal en el interno de la humanidad, que explicaría la existencia del mal en el mundo y la necesidad de expiarlo.
B.J.T. - P.V. (2009)