Momo es una chica que vive sola en un anfiteatro, en una ciudad italiana no identificada. Su gran don es saber escuchar, y muchos resuelven sus problemas conversando con ella. La paz se acaba cuando llegan unos malvados agentes que representan al Banco del Tiempo, y la que tendrá que enfrentarlos será, precisamente, Momo.
La obra, que obtuvo en 1974 el premio alemán al mejor libro infantil y juvenil, es un relato fantástico en el que se aprecia una lejana influencia surrealista. El argumento, que enfrenta a la pequeña Momo con unos poderosos y siniestros seres, los agentes de la caja de ahorros del tiempo, resulta bastante complicado por su juego de símbolos y metáforas, pero está desarrollado de una forma ágil, tierna y poética que facilita y hace agradable su lectura. Aunque es complejo en su temática, tiene un estilo elegante y sencillo.
Es una fábula de carácter simbólico acerca del empeño que tienen los actuales habitantes de las grandes ciudades de hacer todo rápidamente, para ahorrar tiempo. Este apresuramiento es como una enfermedad infecciosa que se apodera del cuerpo social, apagando rápidamente su vitalidad. En torno a este hecho, el autor inventa la historia de una niña que nunca tiene prisa y lucha por salvar a sus amigos de las garras del afán de hacerlo todo sin detenerse nunca. La obra condena el activismo febril que destruye la cordialidad y la calma en las relaciones humanas e impide pensar en los demás y saber escucharles. Momo y su amigo Beppo, encarnan el valor de la amistad, de la simplicidad, del trabajo bien hecho.