![](https://www.delibris.org/sites/default/files/cover/91fssb3hb9l_0.jpg)
Se dice que Isabel de York, 1456-1503, heredera de la Casa Real de York, planeó casarse con Ricardo III, y es posible que entonces conspirara para poner a Enrique Tudor en el trono. Sin embargo, después de su matrimonio con Enrique VII, que unió las casas reales de Lancaster y York, en general es retratada como una consorte real (suave, piadosa, generosa y fructífera). Se ha dicho que Elizabeth era desconfiada por su marido y su formidable suegra, Margaret Beaufort. Alison Weir se propone mostrar que Elizabeth era su amada esposa, que amaba y respetaba a su suegra, y que trabajaban juntos en muchas ocasiones.
Weir construye un retrato intrigante de esta Reina tan amada, situándola en el contexto del mundo magnífico, ceremonioso y a menudo brutal en el que habitaba. Weir describe muchas iglesias, monasterios y conventos que han sido ofrendados generosamente por la Reina, incluyendo limosnas constantes a los pobres. Hay servicios y rituales eclesiásticos bien descritos que dan una idea de la devoción religiosa de la época.
A.D. (Irlanda, 2015)