El autor es una figura muy destacada en la teología mariana y en la historia del culto a la Virgen. Su estilo es muy cuidado y armonioso y se esfuerza en precisar bien los conceptos teológicos no dejándose llevar por la imaginación y los relatos de la literatura apócrifa. La gran difusión de sus obras en códices y en diversas traducciones indica que la oratoria del obispo de gortina era muy valorada, haciendo de él una figura muy destacada en la teología mariana y en la hisotoria del culto a la Virgen.
Estas ocho Homilías marianas tienen tal significado teológico que, en el capítulo VIII de la Lumen gentium, el Concilio Vaticano II cita a Andrés de Creta como uno de los Padres que dan testimonio de la fe de la Iglesia en la Inmaculada Concepción de María, en su intercesión a favor de los hombres y en su Asunción al cielo en cuerpo y alma.