San Ireneo, al final de sus días, dedica esta obra, la Demostración Apostólica o Epideixis, a un amigo suyo que le demanda la exposición del auténtico cristianismo. El Obispo de Lión, iglesia de mártires, cumple los deseos del amigo y pone por escrito, haciendo gala de finura y cercanía humanas poco comunes, lo que conservó en su memoria como verdades fundamentales del ser cristiano y de la predicación recibida.
Se trata de una obra catequético-apologética que trata sobre las principales verdades de la fe cristiana, expuestas de modo sistemático: las tres Personas divinas, la creación y caída del hombre, la Encarnación y la Redención. Aporta algunas pruebas en favor de la verdad de la revelación cristiana, mostrando el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento en Jesús, hijo de David y Mesías esperado. Exhorta a los cristianos a que vivan de acuerdo con su fe y les previene contra la herejía gnóstica.