Los clásicos son, para Italo Calvino (1923-1985), aquellos libros que nunca terminan de decir lo que tienen que decir, textos que cuanto más cree uno conocerlos de oídas, tanto más nuevos, inesperados, inéditos resultan al leerlos de verdad. Y ése es el convencimiento que anima a Italo Calvino a comentar los suyos, según su criterio de que el clásico de cada uno es aquel que no puede serte indiferente y que te sirve para definirte a ti mismo en relación y quizás en contraste con él. Así, mezclados en el tiempo y en la historia de la literatura universal, el lector descubre las lecturas de Italo Calvino. El resultado de todo ello es una obra que se ha convertido, a su vez, en un clásico.
Por qué leer los clásicos
Otras reseñas
En una breve introducción a la lectura, donde Calvino propone algunas definiciones de clásicos: son aquellos libros que se leen y vuelven a leer, porque constituyen una riqueza y ejercen una influencia especial, aun cuando se ocultan en los pliegues de la memoria. Clásicos son los libros que nos traen la huella de lecturas anteriores y marcan nuestra cultura, nuestro lenguaje y nuestras costumbres. La selección de Calvino consta de una serie de textos publicados a lo largo de años en diversos periódicos, revistas, prefacios. Algunos de estos textos tratan de autores comúnmente clasificados como clásicos, pero no todos: desde Homero, Xenofonte, Ovidio, Cervantes, que es tratado en un capítulo sobre caballería, con el título Tirant lo Blanc, el héroe de la primera novela ibérica de caballería. Y avanzando en el tiempo, Balzac, Dickens, Tolstoi, Pasternk, Stevenson, Conrad, Jorge Luis Borges... Y más: Carlo Emilio Gadda, Parese, Jerónimo Cardano, Giammaria Ortes, Francis Ponge, Eugenio Montale (un escrito de Calvino en su 80 aniversario, y otro in memoriam y muchos otros. La idea de clásico, por la selección del autor, queda bastante nebulosa, en una lista tan larga y variada de nombres, y no parece coherente con las definiciones presentadas en la introducción.