El subtítulo expresa bien el contenido del libro: Guía para rebeldes que aman su individualidad. El objetivo del autor es ayudar al conocimiento propio, al crecimiento personal y a evitar la uniformidad. Propone herramientas prácticas y ofrece casos para facilitarlo. Para una persona joven sin un bagaje humanista sólido puede resultar muy atractivo porque le sugiere el camino para ser “librepensadora”. Quiere ayudar a la autoestima pero exagera la afirmación del yo como criterio último de conducta.
En el fondo hay una antropología implícita incorrecta y se usan palabras clave sin precisar el sentido profundo que tienen. Se confunde la autenticidad -coherencia- con la espontaneidad que no siempre es buena. Parece desconocer que en el ser humano hay tendencias buenas y otras malas como huella del pecado original. Afirma que la conciencia propia es la norma absoluta sin mencionar que ha de estar bien formada: la desconecta de la verdad y del bien. Afirma que cada uno es el juez de su propia conducta. No acepta la obediencia ni la autoridad moral. Utiliza casos límite y luego generaliza sus conclusiones.
En cuanto a la libertad es positivo que sugiera defenderla, en especial la libertad interior; sin embargo se ve un desconocimiento de que la persona humana es una criatura dependiente y no puede ser completamente autónoma. Llama adoctrinamiento a las creencias religiosas y explícitamente afirma que cada uno puede tener su propia preferencia sexual.
El autor es un psicólogo reconocido en España y en Latinoamérica que utiliza la terapia conductual. Sus libros han tenido mucho éxito.