En 1518, un cuarto de siglo después de Cristóbal Colón, Magallanes, no pudiendo convencer al rey de Portugal, si convenció al rey de España, Carlos I, de que le proporcionara una flota para explorar el mar que separaba Asia de América. Tenía datos inexactos de la posibilidad de que fuera posible circundar el globo terráqueo y estaba dispuesto a demostrarlo.
A sus treinta y nueve años, al mando de una flota de 5 barcos y 265 hombres, comenzaba un episodio que marcaría la historia de la navegación y de la humanidad. Regresó tres años después en un barco improvisado, con solo 18 hombres. Motines, hambre, rivalidad, errores... de nada se salvará el célebre aventurero.
Cuidadosamente documentada, la reconstrucción de su hazaña es un brillante cuadro de las condiciones económicas y políticas a comienzos del siglo XVI y rinde tributo a la gesta de un genio apasionado, que con insignificantes barcos dio la vuelta al globo, demostrando por primera vez su redondez, tras una increíble aventura que le costará la vida.