Si una noche de invierno un viajero

[Se una notte d'inverno un viaggiatore]
Año: 
1979
Género: 
Público: 
Valoración moral: 
Género: Literatura
Sin inconvenientes.
Algunos inconvenientes morales.
Presenta pasajes de cierta entidad contrarios a la fe o la moral.
Presenta pasajes escabrosos o un fondo ideológico general que puede confundir a personas con una escasa formación cristiana.
Abundan los pasajes escabrosos o un fondo ideológico contrario o extraño a los valores cristianos.
Por sus contenidos explícitos, la obra contraría la fe o la moral de la Iglesia Católica o el cristianismo en general.

Un lector comienza la última obra de Calvino, sólo para descubrir que a las pocas páginas un error de edición interrumpe el texto; empieza así una peculiar odisea literaria en la que cada intento de encontrar la continuación acaba llevandole a un libro diverso, que a su vez se interrumple… Y así, "Si una noche de invierno un viajero…" acaba recogiendo diez fragmentos de diez libros diversos. Entre relato y relato interrumpidos, una sección mediana consiste en el discurso de una voz autorial al lector (ocasionalmente, también a la lectora), para confiarle pensamientos diversos sobre el acto de lectura. En un artículo de 1979 y en una conferencia de 1984, Calvino ofreció la tipología de los diez relatos: novela nebulosa, de la experiencia corpórea, simbólico-interpretativa, político-existencial, cínico-brutal, de la angustia, lógico-geométrica, de la perversión, telúrico-primordial y apocalíptica. Los relatos no se adaptan plenamente a esta tipología (las limitadas páginas que se han “conservado” no permiten apreciar bien esos tipos novelísticos), pero esto es secundario. Importa más el deseo de mostrar los nuevos caminos de la narración. Un lector de la biblioteca pública lo declara de manera determinante: “¿Usted cree que toda historia debe tener un principio y un final? Antiguamente un relato solo tenía dos maneras de acabar: pasadas todas las pruebas, el héroe y la heroína se casaban o bien morían. El sentido último al que remiten todos los relatos tiene dos caras: la continuidad de la vida, la inevitabilidad de la muerte”. Frente a la poética de la linearidad, de la continuidad, de la sucesión discursiva tradicional, el Viajero propone la poética del fragmento, de la discontinuidad, reflejo de un mundo caótico, desordenado, en el que rigen las sensaciones, los estímulos, los impulsos y donde las explicaciones de causalidad y finalidad son necesariamente insuficientes. La redacción es ágil y el libro se lee con gusto, aunque la complejidad epistemológica no está dirigida a todos los públicos. El libro contiene tres o cuatro situaciones con descripciones obscenas, una de ellas de notable extensión.
J.M.L. (2011)