Tim Gautreaux es un gran narrador, que destaca en sus relatos. Tiene su propio mundo, el de Luisiana, que conoce y describe con gran detalle, y una especial sintonía con máquinas de todo tipo y su uso, que describe con maestría y sin aburrir al lector, pues forman parte de la trama. En Todo lo que vale, se reúnen once historias independientes. Nos presenta a unos personajes muy corrientes, con virtudes, defectos, jóvenes, ancianos, hombres y mujeres maduros, etc. Son protagonistas llenos de humanidad, incluso en los "malos" hay algo que mueve a compasión o incluso a disculpa, porque la vida no es fácil. Hay, además, un trasfondo católico expuesto con naturalidad. Y luego está la calidad de la prosa, muy viva, variada, colorista, con buenas descripciones, excelentes diálogos, toques de humor.
El autor es un maestro de los símiles o comparaciones, originales y sorprendentes. En este libro, los temas de los relatos son variados, pero en algunos se hace hincapié en personas mayores (algunos padecen demencia senil), en las relaciones entre ancianos y nietos, en el valor de las raíces familiares, etc. Hay que elogiar la cuidada traducción de Gabriel Rodríguez Pazos.